viernes, 24 de diciembre de 2010

Y si él...?

Supongo que tengo cierta tendencia a divagar, a “andar en las nubes” como dicen mis papás. Quizás no sea una característica mala… incluso podría ser hasta positiva y sana esta tendencia a imaginar. Pero al final tengo el fantástico don de convertir, cual alquimista absurdo, cualquier virtud en un defecto casi peligroso (y en general las cosas buenas en malas... entiéndase). Uno acaba creando realidades posibles y completamente falsas, situaciones que nunca (NUNCA) van a suceder por mucho que se alineen los planetas, buscando otros significados a frases simples (vamos... que según el contexto quizás quiso decir esto otro, quizás fue irónico, quizás fue una broma, esta palabra tiene múltiples significados, es que me miró a los ojos de cierta manera… por algo habrá sido ¿no?). Y al final… me encuentro viviendo en puras situaciones “posibles”, en ilusiones, en el “tal vez” y en el “y si…” Porque el divague termina allí y por muy maravilloso o espeluznante que sea todo nunca pasa al plano de lo real… y entonces la ilusión, la duda, la paranoia... y entonces la rabia ante no poder vivir siempre en la ensoñación y encontrarse el día de navidad frente al PC a las 5 de la mañana pensando en todas las cosas que podría estar haciendo (o que pude haber hecho) si las condiciones fuesen favorables en lugar de teclear como una posesa incoherencias que a nadie le importan.

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