sábado, 27 de octubre de 2012

Tu quoque, Brute, Fili mi?


Para que exista la traición debe violarse un pacto previo; se debe haber roto un vínculo, una promesa... un lazo... es, de acuerdo a la RAE, “la falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”.

Dante ubicaba a los traidores en el círculo más profundo del infierno, los hielos más profundos del abismo como analogía a la frialdad de este pecado… Judas, Brutus y Casio, los más grandes traidores de la historia, compartían la agonía de ser devorados por el mismo Satanás…

“Tú también, Brutus...” fueron las últimas palabras de Julio Cesar al ser traicionado por su hijo adoptivo... al ser acuchillado por aquel a quien había amado… la agonía de Brutus en el infierno… ¿será equiparable al dolor que sintió Julio Cesar al ver el cuchillo en las manos del que había amado?